Negligencias por error de diagnóstico y de tratamiento

Hoy en día, desgraciadamente muchas personas fallecen por un error en el tratamiento médico porque no era el adecuado para su cuadro médico.

Sin embargo, a veces se pueden ocasionar errores que pueden ser la consecuencia de una desviación de dicho protocolo médico, o una alteración en la frecuencia de actos curativos o estandarizados o de una actuación contraria a la «Lex Artis».

Los tratamientos se pautan en función de unas guías y protocolos que son los indicados o recomendados cuando se produce un hecho o un acontecimiento habitual y previsible: signos y síntomas.

Por ello, para conocer el grado de responsabilidad médica legal, existen unas factores:

  • Las circunstancias.
  • Formación y preparación cualificada, y aptitudes del médico.
  • Errores humanos evitables.
  • La posibilidad de poder haber evitado el error.
  • Improcedencia de atención durante el tratamiento.
  • Y al hecho de si los anteriores factores serían los mismos si actuara otro profesional de la misma especialidad y en la misma situación con la misma diligencia que se les exige a los facultativos.

Según la OMS, los errores diagnósticos afectan aproximadamente al 5% de los adultos que reciben atención ambulatoria, y más de la mitad de estos errores pueden llegar a causar daños graves. La mayoría de las personas se ven afectadas por algún error de diagnóstico a lo largo de su vida.

Los errores más comunes son los de diagnóstico y tratamiento del cáncer, enfermedad que de ser detectada a tiempo tiene muchas probabilidades de supervivencia en la mayoría de sus variedades.

Dos ejemplos muy frecuentes son:

  • Un paciente con dolores de estómago frecuentes, acidez gastroesfágica y otros problemas gástricos y digestivos, es diagnosticado y tratado para eliminar el Helicobacter pylori, sin hacer una endoscopia, cuando se trataba de un cáncer de esófago o de estómago.
  • Confundir unas hemorroides con un cáncer de colón o de ano . El médico pauta un tratamiento para esa enfermedad y se olvida o no cree necesario realizar una colonoscopia para descartar otras enfermedades más graves.

En ambos casos, muchas veces el diagnóstico se produce cuando se desarrollan síntomas del estadio IV del cáncer, es decir, cuando ya solo se pueden pautar un tratamiento paliativo y no uno curativo por haber metastásis. El paciente perdió su oportunidad de curarse o de sobrevivir un tiempo mayor.

El médico de cabecera nunca debe arriesgarse y poner en peligro la vida de su paciente. De lo contrario, estaría incurriendo en un comportamiento contrario a su profesión y susceptible de ser denunciado. También, se producen muchos errores en especialistas, pero los anteriores ejemplos expuestos suelen ser de médicos de atención primaria o de urgencias.

Por otra parte, es evidente que al tratarse de medicina y personas, es muy difícil llevar a cabo acciones restitutorias. Sin embargo, sí que será posible reparar en parte el daño causado a través de justas indemnizaciones.

Realmente, y con independencia de cualquier consideración, lo que verdaderamente importa tanto a los perjudicados, como a los obligados a abonar su importe, es la cuantificación del daño corporal y moral ocasionado como consecuencia de la actividad sanitaria. Para calcular esta cantidad o indemnización resultante se utiliza el Baremo para los accidentes de circulación debido a que todavía no se ha publicado un Baremo sanitario.

Si creen que están ante un error de tratamiento, no duden en contactarnos de forma online o presencial. Los plazos procesales cuentan como en todos los procedimientos judiciales.

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